porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

13.11.17

Rompeme el corazón de una, cagón

Yo ya grité a los cuatro vientos que te amo. Y que te odio, unas cuantas otras veces también. Me enojé mil veces y lo titulé como "estamos peleados" de onda nada más, porque la única peleada siempre fui yo. Te dejé de hablar para siempre como en quince siempres, y prometí no buscarte nunca más montones de nuncas. Palabra no tuve, pero sí unos ovarios de la concha de la lora. Mucha decisión y por sobre todas las cosas, eternas ganas de estar bien. Y siempre fidelidad a lo que me pasara, aunque cambiara de un día para el otro o no fuera lo más correcto a los ojos del resto. O tuyos. Ah, eso, al final ya me chupaban un huevo tus ojos. Salvo cuando me mirabas así, medio achinadito porque te diviertía, porque justo no me habías hecho enojar y te hacía reir. Es nuestra mejor versión, sabés, ¿no? 

Bueno, ¿y vos? Pendejo tibio. Me lastimaste de a poquito, y no porque creíste que me cuidabas, sino porque sos un cagón. Me rompiste el corazón de a partes. Te cuidaste las dudas y me destruíste de igual manera que si lo hubieras hecho de una, con la única diferencia de que me hiciste perder un montón de tiempo. Y el corazón se rearma, algún día, de alguna forma, o al menos eso dicen. Pero los días de quererte al pedo no vuelven nunca más.

Y lo peor es que te voy a querer siempre. Y este siempre creo que es de verdad.