porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

2.1.17

Amor de viaje, para qué te traje

Paula está enamorada de Nicolás, pero él tiene novia. Un viaje de estudio los unió. Solo un viaje.

"Ayer pensaba, y no como cursilería tuiteable sino como irremediable y cruda verdad, que es menos doloroso extrañar lejos que extrañar cerca. Verlo a Nico en la facultad después de haberlo sentido tan mío, fue una de las angustias más grandes del último tiempo. Y, otra vez, juro que sin querer ser cursi: me refiero a esas angustias que se sienten en el pecho, como un frío y una presión y una cosa medio indescriptible, que incluye algo parecido a ganas de llorar, pero ni siquiera, porque es peor, porque el llanto no sale. 

Entonces, decía, esa sensación que ya me pasaba antes del viaje, de tenerlo en el banco de al lado y querer tocarlo; ahora es mil veces peor, porque ya lo toqué, mucho, todo; ya fue enteramente mío en todos los ángulos posibles, y con tan solo un micro de varias horas, ahora ni un roce, ni una mano, ni un beso escondido de esos que ya quejosos por querer amarnos sin carpa nos dábamos en la playa. 

Así es como parece mucho más leve el hecho de ni siquiera verlo. De tenerlo físicamente lejos. Tenerlo al lado y no poder hacer nada es el recordatorio constante de que no es mío. La distancia, quizás, me haga pensar en otras cosas. O al menos olvidar lo que me falta, deshacerme de la evidencia diaria de lo que me hizo tan bien y ya no tengo. La prueba constante de que en realidad nunca lo tuve. 

Seguro que, como siempre, la novela es más mía que suya. Pero una parte de mí siente que algo de todo es recíproco. Él se encargó de demostrarlo con palabras o acciones esporádicas mezcladas con indicios de que pisábamos Buenos Aires y era el final. Es que quizás lo peor de todo sea que ni yo encuentro la fórmula perfecta del después, que en estos Malos Aires entiendo que no hay modo de complementarnos; no por nuestras almas y nuestros cuerpos; sino por nuestras vidas.

Los viajes siempre son paréntesis, pero los amores en los viajes lo son aún más. Lo peor es que uno lo sabe y cae igual. Lo segundo peor es que me llenaron de "te lo dije", y yo ya lo sabía. Y lo tercero peor es que ahora me voy de viaje de vuelta y tengo miedo de que sea lo único de la realidad que se meta en este nuevo paréntesis."