porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

21.12.13

A un desconocido

Haberme dado cuenta que quien ya no está a mi lado no vale la pena, ¿me tranquiliza, por el hecho de que ahora estoy lejos? ¿O me angustia, por haber compartido tanto con quien no lo merecía? ¿O me da miedo, por haberme confundido así y que pueda volver a suceder?

¿Siempre fue así? ¿O es una víctima de las vueltas que la vida le jugó? El cree que ganó, siempre lo creyó, o al menos eso demostraba.

Pero un día, no sé quién me dijo que a veces tener todo es triste, porque "todo" significa "muchas cosas", y generalmente esas pocas que quedan afuera tienen la esencia, son lo real, lo que afecta debajo de la máscara.

Entonces, solo me queda sentir pena. Tendré pocas cosas, pero por lo menos son de esas que bailan en las entrañas. A vos, ni la maldad te es real. Por eso; ni odiarte puedo. Solo sentir un poco de lástima. Y recomendarte comprar otra careta.

12.12.13

El mal de la época

Encontré un cuento que escribí en el 2009, en una clase de geografía de tercer año.


 "Después de mucho intentarlo, abrí los ojos. Estaba rodeado de cables, todo enchufado, encerrado en cuatro paredes blancas como la cal. Y si bien mis sentidos estaban totalmente perdidos e inútiles, olía a hospital. Ese olor imposible de describir con palabras, a médico, a clínica, a familias que lloran por aquellos que no despiertan, a medicinas vencidas. Más que un olor; un clima, una sensación imposible de ignorar. Apenas abrí los ojos pude ver (aunque de manera poco clara) a una mujer degradada que me miraba. Llevaba un barbijo y sus ojos eran tristes. No entiendo cómo, aún con mi lamentable estado, pude precibir esto último. Pero era, como el olor a hospital, imposible de negar.

- ¡Juan! ¡Juan! - exclamó éste ser. Y comenzó a llorar.

 Se acercó a mí y me quedé helado. Conocía a esa persona más que a mi mismo. Era mi hermana. O había viajado en el tiempo, o algo había pasado. Pero su aspecto era horrible. Al instante entró un médico (lease: hombre vestido de blanco o celeste que sabe o finge saber salvar vidas) y alejó, violentamente, a Ludmila de mí. El doctor también llevaba un barbijo. Echó a mi hermana de la habitación y me inyectó distintas sustancias que yo, al no tener noción de nada relacionado con la medicina, no pude saber qué era ni qué efectos tenía. Lo único que sé es que me dormí, pero entre sueños, escuché algunos comentarios a mi alrededor:

- No vuelva a acercarse, señorita...
- Pero es mi hermano... por favor
- No se acerque o tendremos que prohibir las visitas. Y no se saque el barbijo por ningúna razón.

Tuve algunos sueños confusos. No pude recordar ninguno, pero todos me hicieron sentir una tristeza extrema. Una desesperanza difícil de explicar con palabras. Tiempo después (no podría precisar si fueron minutos, horas o días), volví a abrir los ojos, con más (mucho más) esfuerzo que la vez anterior. Sólo se encontraba una enfermera en la habitación. Llevaba algo así como un barbijo gigante que le abarcaba la nariz y la boca.

- ¿Qué me pasó? - pregunté con las pocas fuerzas que tenía. Me sorprendió escucharme. Tenía la voz cambiada, tomada, débil.
- Ahora voy a llamar al doctor para que le explique.

Esperé con ansiedad y molestia. Sentía el cuerpo cansado pero aún así, después de unos minutos, decidí incoporarme para ver si había algún indicio que indicase por qué estaba ahí, o qué estaba pasando. No recordaba qué era lo último que había vivido antes de que me internen. Entró el médico rápidamente y me inyectó un tranquilizante. No me explicó nada a pesar de mis quejas. Quedé dormido al instante. Pero, lamentablemente, escuché algunas cosas. A partir de ahí, cambió mi vida para siempre. O mi muerte. Sólo puedo recordar palabras, extractos. Inconciente y con los ojos cerrados, pude llegar a distintas conclusiones.

Me estaba muriendo por la gripe porcina. Hacía un año que estaba internado, en coma, totalmente dormido. Me dopaban porque mi caso era mortal. Me había infectado en mayo del 2009, estaba en abril del 2010. Había muerto un quinto de la población argentina a partir de mayo del año anterior. Sólo un décimo de la población restante estaba sana. Con riesgos enormes de infectarse. El número restante estaba como yo. Muriendo. En coma. Sin saber qué pasaba. En toda américa latina había millones y millones de muertos, y más aún de infectados, a-punto-de. En otros continentes no aceptaban inmigrantes. Era entendible: estarían matándose a sí mismos. Los gobernantes y sus familias habían logrado huir del continente. Claro, ellos tenían contactos y podían. Era una anarquía con un virus dando vueltas. Un virus terrible. Todo era un descontrol. Si no me hubiera muerto a las pocas semanas de enterarme de todo lo que sucedía, aún habiendo sido alguien que amaba la vida, creo que me hubiera suicidado."

8.12.13

Pregunto

¿Qué es "sentir?

No quiero, esta vez, al menos, caer en filosofías ni en lugares comunes.

Pregunto porque realmente algo adentro duda acerca de eso;
Pregunto porque muchas, no sé si miles, ni cientos; pero decenas de veces me supe llena con algo que al tiempo no me significó nada;
Pregunto porque me llegué a sentir feliz con situaciones no porque me hicieran bien sino porque solamente me hicieron, me hacían, y al tiempo no eran más que un simple recuerdo;
Pregunto porque logré pensar que tenía "mariposas en la panza", pero no hicieron más que volar (y no sé a dónde, porque hubiera corrido a buscarlas);
Pregunto porque algo en mí quiere pensar que me pasó, que sentí, que tuve esa cosa rara adentro, en ese lugar que no se llama ni mente, ni alma, ni corazón (que se usa muy poéticamente pero no es más que un órgano sangroso y poco estético); que no tiene espacio físico pero que tiene más entidad que cualquier cosa tangible. Pero que al tiempo desapareció, y cerró perfecto con esa manera de ver los sentimientos que tengo que los aisla de las partes del cuerpo, y al materializarse en algo tan abstracto tiene lógica que se vaya así nomás;
Pregunto porque escucho a todos hablar de ganas que los llenaron, pero ya no; y yo me cuestiono (y les cuestiono, porque vivo inquiriendo para saber si la única dudosa acerca de la realidad del sentimiento soy yo) si en serio están seguros acerca de haberlo sentido o si simplemente lo dicen porque es lindo decirlo, para uno mismo y para el resto; y les conviene no interrogarse demasiado a sí mismos;

Pregunto porque le tengo mucho respeto a las palabras, quizás demasiado, y no quiero enunciar algo que no sea real; pregunto porque no sé qué significa que algo sea "real"; pregunto porque tal vez me equivoco en querer medir a los sentimientos con la vara de "realidad" porque puede que sean cuestiones que sólo se puedan entender en el momento que están pasando;

Pregunto porque tengo miedo de que todos los sentimientos sean efímeros como los que me recorrieron el cuerpo/alma/esencia/lo-que-sea-que-siente como hasta ahora;

Pregunto porque sé que nadie me va a poder responder y probablemente no quiero que lo hagan; porque parte de ese no saber, de todas estas dudas, de estas inquietudes, de este temor; tiene que ver con la fe de confiar en que todo está más allá, de que va a llegar, de que no es una utopía, de que va a aparecer lo que tiene que existir:

el todo y el para siempre.

1.12.13

Pinta pa' largo, señor

Ya ni escribir. Y dice que no es que antes era cosa de todos los días, justamente solo cuando pasaban cosas que lo ameritaran. Y hace mucho no escribe. Se detiene en el concepto "pasar cosas". Primero no cree saber a lo que se refiere, pero enseguida se da cuenta que sí. Es cuando algo le toca el alma. Para bien o para mal.

Se le viene a la mente la imágen de un títere. Nuevo, sin usar, reluciente, pero que está flotando: nadie tiene los hilos, y menos que menos los mueve. 

Levanta la mirada de su cuaderno y ve una pecera. Ocho peces la recorren de punta a punta, una y otra vez, sin parar. (Se pregunta si los peces nadan cuando duermen). Le hacen acordar a ella, y al títere flotando, moviendose porque sí y punto, porque no queda otra. 

Pero entonces piensa que por lo menos ellos viven cada nueva aleteada como nueva, no se les nota que hace años que minuto tras minuto recorren la misma pecera de pocos centímetros de largo por pocos de ancho. Entonces de repente escribó, ¿significa que pasó algo? ¿o forzó de la nada, un algo, para sentirse mejor (o peor), pero para creerse que algo pasa

Le gusta el sol, aprendió a disfrutar copiando a la lluvia y dejando a las lágrimas caer, pero el parcialmente nublado la vacía. Aunque quizás está lloviendo y no lo quiere ver, y en realidad no sabe ser feliz con la tormenta.

Capaz tiene que cambiar de pecera.
Y dejar de escribir en tercera persona.