porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

24.8.13

Love is feeling

El amor es hoy. O no es. No hay ayer. 

¿La amó? ¿O creía que la amaba? Ahora no la ama. ¿La amó y al no sentirlo más, no puede ni comprenderlo? El amor no es comprender. Él siente que no era amor. ¿Y si sí y el tiempo se encargó de borrarlo, como el viento las huellas en la arena? Hoy mira atrás y solo ve una linda sensación, casi una obsesión, una locura que lo supo llenar, unos lindos deslices, plenitud efímera. Pero no era nada. El amor es más. Tiene que ser más. Para el amor en serio no hay tiempos pasados. Ese es para siempre.

Pero entonces quizás el amor se siente tan en las entrañas, puede llegar a ser tan real, tan imposible de apalabrar pero capaz de generar una sensación tan única y desgarradora, que sólo se puede "entender" o asimilar cuando está pasando. Cuando está ahí. En un ahora. Después el paso de los días, los meses, tal vez los años, lo desfigura, lo atenúa, lo suaviza. 

Tal vez mejor que sea así. Él no podría hoy estar tan bien siendo conciente de lo lleno que supo estar; de lo que nació y vivió en su alma, y ya no existe más.

13.8.13

Perfume de mujer

Cuando alguien se atreve a tener su mismo perfume y acercarse a vos, tu cerebro o tu alma (o ambas u otra parte desconocida) se toma un tren a los tiempos en los que tener tu cabeza recostada en su cuello era algo habitual.

Pero ayer el viaje fue otro. Volviste a usar esa fragancia que vos te ponías cuando estaban juntos. Te acordaste (y no sabés si esa es la palabra porque más bien fue como estar ahí otra vez) de la espera a que tu celular vibrara con un mensaje suyo de "toy", del saumerio que prendías un rato antes, del estar casi en pijama pero segura de que apenas cruzara la puerta te iba a decir "qué linda estás". Casi en pijama pero con perfume.

Te gustaba él, pero tanto también, o quizás más, te gustabas vos siendo gustada y gustando. Todavía te acordás esa vez que tan sincera como avergonzadamente escribiste "cuando me agarró de la mano adelante de mamá, me sentí más mujer que nunca". 

Fue lindo, pero no te apena que todo eso haya quedado atrás. No te duele ya no sentir nada. Todavía te queda perfume. 

11.8.13

La felicidad

Los pensamientos no están en palabras, son amorfos: cuando uno se conscientiza de ellos, los escribe en la mente, o los dice una voz en off. Después está la práctica de realmente agarrar un lapiz y un papel (o poesía aparte, teclear). Hay dos posibles distorsiones de lo que realmente se procesó en la cabeza: esa formulación primera y la escritura después. Yo siempre intento que quede intacto. Por eso no uso palabras difíciles (además de porque seguramente no las conozco). Porque uno no siente difícil.

Tenía ganas de ahondar en la idea de felicidad. Manoseada, deseada, olvidada, resignada, entregada, idealizada, desilusionada. ¿Qué es? No sé, creo que nadie puede responder bien. Porque cualquiera diría "los amigos, la familia, las pasiones", pero eso es palabrerío y, como ya dije, no sentimos así, con títulos que quedan lindos y que ya están cantados por todos. 

En el presente a veces uno no siente la felicidad. No la ve en la cotidianeidad. Está preocupado, atontado, distraído, consciente de los problemas y de sus posibles soluciones. Siempre hay algo a resolver, y aunque parezca lo único y lo peor, cuando logres corregirlo, va a aparecer otra cosa. Alguna piedra en la zapatilla tenemos siempre. Aunque sea chiquita.

En el pasado siempre fuimos felices. Con uñas y dientes nos abrazamos a la idea de "épocas doradas". Tenemos memoria selectiva. Los problemas se invisibilizan y prevalecen los buenos momentos. De chico tenías todo, hoy lo podés gritar a los cuatro vientos. Pero yo te juro que te sentías el más desdichado del mundo cuando te retaron a vos y la culpa era de tu hermana, o cuando no te dejaron ir al baile de séptimo de algún colegio.

Sé que mañana voy a hablar de mi hoy como un momento glorioso de mi vida. Y de los anteriores también. Y de la misma forma, de los que vendrán cuando ya hayan pasado. El problema, entonces, es la nostalgia; aprender a disfrutar de los recuerdos en vez sufrir que nunca puedan volver. O ser consciente mientras eso está pasando de lo afortunado que sos.

Hay cosas que de tan cerca no las vemos. Y ni hablar cuando están adentro.

7.8.13

Heidi

"Para eso estás VOS", me dijo, cuando con resignación y entre lágrimas esbocé una sonrisa vergonzosa que decía que quería alguien que me cuidara. Era una sonrisa que escondía tristeza y horas y horas de espera incondicional y conscientemente estúpida. Siempre supe que esperar no era la solución, ni siquiera la pregunta. Las dudas surgen cuando uno se inquieta. Y cuando uno se inquieta, se mueve. No existe esperar en movimiento.

Le di la razón. No esa que se le da a los tontos ni a los que tomás de tontos. Esa concesión de verdad sincera. Pero no me callé, porque mi alma gritaba, aún sabiendo y sintiendo que la banca tenía razón. "No quiero que me cuiden, quiero que me quieran cuidar", refuté. Se calló. Silenció su boca por largos segundos, y juro que fue real. Me escuchó. Me creyó. Me entendió. Y respondió. Alguna cosa vueltera que hoy no recuerdo, pero tampoco tengo interés en recordar. Porque al palabrerío se lo lleva el viento, y sino, mi memoria se encarga de filtrarlo.

No necesito de nadie para seguir audazmente inhalando resentimientos y exhalando sonrisas. Eso: me gusta pensarme como un tamiz de malas vibras. Entra mierda, salen flores naranjas. 

Primavera todo el año.

1.8.13

Formalidades al pedo I

Entonces no tengo que pagar yo, pero tengo que hacer que quiero pagar. Ya sabiendo que de todas formas no lo voy a hacer, ¿no? ¿Pero cuántas veces tengo que insistir? Claro, hay algunos pibes a los que incluso ya les molesta que te resistas tanto. Pero vos decís, entonces, que si no digo nada, no da, que mejor diga. Lo de con tanta insistencia, lo voy viendo. ¿Pero depende de qué? Ey, igual te juro que ni me jode pagar! Bueno, ok, está bien.

-más desliz y menos cordialidad-