porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

6.5.12

La memoria no funca donde no estés vos

Involucrarme, amar, enterrarme, no querer salir. Aburrirme, escaparme, mentirme, esconderme. Y otra vez. Ese es mi karma. De ahí sí que no puedo salir. Karmas. Uno atrás de otro. Malas rachas, también buenas. Pero todas rachas. Rachas de un gran karma, que es más bien mi propia vida, todos mis días, mis horas, minutos y segundos. Hoy digo que son años de racha, algún día diré que décadas y desde la tumba seguramente voy a confesar haber vivido un karma de centenas. Es que sí, voy a estar así hasta muerta, cosa de no aburrirme. Igual ya estoy aburrida de siempre estar todo el tiempo cambiando. Es todo tan distinto siempre que ya es rutina andar cambiando y el karma se deskarma, lo permanentemente alterado pasa a ser normal porque es siempre así entonces un poco de rutina sería excepción, sería cambiar, sería sorprenderme. Para después volver a quejarme. No sé. Donde hubo fuego, cenizas vuelan. Lo que pasa es que el fuego no se apaga, y cuando se apague, voy a volar con las cenizas.