porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

6.6.11

Sin limón ni sal

Supresión a la creencia en lo utópico. Si es utópico, es utópico. Las cosas que nacen para ser platónicas, mueren platónicas. Si bien el intento de bajarlas a la tierra es emocionante y entretenido, la frustración número mil quinientos cuarenta y dos de no haberlo logrado fue la gota que rebalsó mi vaso de champagne. Hago fondo blanco y vuelvo a empezar.

Voy a llenar mi vaso de otro tipo de cosas. De fernet, de vodka, de Termidor. Voy a dejar de buscar esas experiencias que sólo existen en canciones, películas y relatos ajenos. Voy a inventar mi propio trago, cantar mi propia canción, ser protagonista de mi propia película y contar mi propia historia. Es un click, un momento, un instante en el que decidís despegarte de los sueños y empezar a vivir la realidad. Los sueños son lindos, pero, justamente, sueños son.

Borrón y cuenta nueva. Tequilazo libre de utopías y no paro hasta que cierren el bar.