Afuera hay tsunamis y acá adentro también. Un tsunami-terremoto-huracán y todas esas cosas juntas. Más fuerte que el de afuera, y también mucho mejor.
Para mí eso es el placer. Cuando todo en mi mayor interioridad se da vuelta, se choca, se revoluciona, va para el otro lado, y para el mismo, y para arriba, y para abajo, y para todos juntos... Cuando me siento desorientada, y todo se me mezcla; cuando tengo mil cosas que en realidad son solo una muy confusa... Es algo sin forma, sin límites definidos, que le gusta permanecer en movimiento.
El dolor es el fin. Las ruinas que dejó. La quietud del final. Cuando todo volvió a formarse de una manera espantosa. Muy parecida a la anterior, pero peor. Porque ahora sé lo que es moverse, pero también sé lo que es estar quieto. Y no bailo más. Otra vez llegaron los grillos y la foto. Soy una foto. Ya no un video. Y por más lindas que sean las fotos, yo necesito retorcerme.