porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

25.4.10

Como si tuviera tres

¿Qué es lo que importa? ¿Lo que quiero hacer yo, lo que me va a dejar satisfecha, lo que me va a hacer una persona conforme con mis actitudes, o cómo me va a ver el otro, cómo me van a ver los otros, cuál va a ser la etiqueta que me va a corresponder?

¿Qué es mejor? ¿Que te tengan como una vueltera e histérica y todos te busquen, pero llegar a tu casa y sentir que te quedaste sentada y no hiciste lo que tenías ganas; o poder volver, tirarte en la cama, sonreir mirando el techo y decir "qué bien que estuve"? Pero si hacés lo que tenías ganas, ¿vale la pena esa conformidad, sabiendo que lleva consigo el no lograr lo que estabas buscando?

¿Qué estaba buscando? ¿Cuál era mi objetivo? ¿Cuál es mi objetivo? ¿Busco conformidad conmigo misma o cumplir mis objetivos? ¿Que los medios me hagan sentir alguien frontal y decidido, a pesar de no lograr lo que quiero, me basta para estar bien? ¿O de verdad busco eso que estoy buscando? ¿O lo busco solamente para tener algo que buscar, y es por eso que con conformarme con los medios le alcanza, valga la redundancia?

¿Qué pasaría si logro lo que estoy buscando? ¿Lo seguiría queriendo? ¿Dejaría de buscar o seguiría buscando lo ya encontrado? ¿Empezaría a perseguir otra cosa, otro sueño, otro deseo? ¿Sueño porque me gusta soñar o porque quiero concretar mis sueños? ¿Deseo porque es lindo tirarse en la cama e imaginar situaciones que nunca van a pasar o porque algún día quiero poder escribir en este sitio tan incoherente que lo hice?

¿Mi lista de cosas que me animé a hacer es positiva o negativa? ¿Implican que logré algo, que ya no tengo más nada que buscar? ¿...o que soy una persona más feliz consigo misma porque se animó a algo que no se iba a animar? ¿Está bueno lograr o está bueno intentar? ¿Tiene sentido caminar o lo mejor es llegar rápido a destino?

¿La vida es el camino y el destino? ¿O el destino, supuesto objetivo, es la muerte? ¿Entonces sólo tenemos que dedicarnos a vivir sin proponernos cosas? ¿O hay que proponerlas e intentarlas y así verdaderamente dedicarse a vivir? ¿Intentar lograr sabiendo que no vas a lograrlo pero que aún así ahí está la magia? ¿U omitir que es imposible y pelear con uñas y dientes por lo que deseás?

Hay una sola respuesta: no preguntarse tantas cosas. Y remar. Porque tanto como si crees que lo significativo es buscar y seguir buscando, no hay quien busca mejor que quien da todo. En el caso de considerar que hay que lograr eso que te proponés, de que si no lo lográs carece de sentido, remá, rememos. Porque por lo menos a mí algunas cosas no me vienen en bandeja.

24.4.10

Impulso

Estoy tristísimamente sorprendida.
No voy a hacer un texto larguísimo porque sólo quiero destacar algo
http://was-aslip.blogspot.com/ sube todos mis textos, tiene mi mismo perfil, el mismo título...

No puedo entender cómo alguien puede faltarle tanta personalidad y tampoco comprendo qué satisfacción puede darte tener un sitio en el que nada es tuyo.

¿Saben a qué me obliga?
A ponerme paranoica. A que me de mucha bronca. ¿Para qué mierda uno se desvive en sus palabras, se esfuerza porque relativamente otros puedan comprenderlas, se pasa un buen rato tratando de que quede algo coherente aunque la propia cabeza se niegue? ¿Para que venga una piba y lo ponga en su página y lo firme como suyo?

Sé que la vacía es ella y no yo. Pero no puedo evitar sentirme muy mal, triste, absorbida. Siento que alguien me esta absorbiendo, no sé. La verdad que nunca me lo hubiera imaginado.

Porque, no es un texto. No son dos. Son absolutamente todos desde noviembre del 09. Me niego a creerlo. Y perdón por exagerar pero bueno. Así me sale
Finalmente, y por suerte, lo borró. O le cambió la página o no se sabe. Ya me voy a enterar igual. Gracias a todos y perdón por este desliz, porque fue el mayor desliz, llegué de bailar a las 7 de la mañana, y cuando me enteré no pude dejarlo a un lado, necesitaba descargarme. Gracias a todos en serio!

19.4.10

Un lleno bien jugoso, por favor

No, nada me viene bien. Cuando no hay sentimiento de ese tipo que navegue por mi cabeza (corazón, alma, etc; éso que siente), siento que nado en aire, que bailo sin música, que canto sin voz, que escribo sin tinta. Pero entonces cuando algún sentimiento del ya nombrado se asoma, amenaza con irse, pero finalmente se asienta, tampoco me siento feliz.

Por un lado, cuando me detengo a analizar un poco, da lástima que yo considere sentimiento de ese tipo a lo que estoy sintiendo ahora. Todo deriva en una sola cosa que no paro de repetir: ausencia de dicho sentimiento real, concreto, duradero, mutuo, normal. Pero quiero olvidarme de eso. Creo que quiero vivirlo como telenovela, como película, como esos libros de amor tan bien escritos que te hacen llorar. Aunque me de vergüenza conmigo misma vivir de manera tan plena y regalarle lágrimas a algo que, comparado con verdaderas historias en las cuales soy observadora, es insignificante. A pesar de que podría jurar que en mi cabeza es más real que cualquier cosa.

Pero esa misma historia que me hace sentir viva, protagonista; que me hace sentir que tengo en quién pensar cuando escucho Im' yours, es la misma que me angustia. Tenerlo en mi cabeza es relativamente sano; pero cuando pasa a vida real y queda evidente que nada de eso va a pasar, que no puedo concretar eso que sueño, que esas ganas seguramente se mueran en simplemente frustraciones, me doy cuenta que no sé si es tan sano, que no sé si es tan positivo, que no sé si es tan color de rosa.

Entonces, ahora, que me angustio por ésto, releo el primer párrafo y me percato de que no quiero otra vez sentir esa crudeza de sólo ver al mundo por los ojos, de sólo poder aplicar el verbo "sentir" al frío del invierno, a lo rugoso de una rama o a un dolor de cabeza.

Es que hay dos tipos de vacíos. Ese vacío de emociones, ese que te hace sentir muerta y que suele ser muy amigo del invierno. Y también está el vacío que llena. El vacío que te demuestra que te falta algo, pero te hace SENTIR que te falta algo. ¿No sentir que algo te está faltando o sentirlo, pero también sentirse vivo? Esa es la cuestión.

El sonido no se propaga en el vacío. La felicidad tampoco. Pero seguramente, acelerando en alguna de las dos carreteras posibles del vacío, llegue viva a destino. Sin vacío. El tema, ahora, es cuál de los dos caminos elegir. Si es que se puede elegir, claro.

15.4.10

Secuencia: impulso-sonrisa

Cansada de caminar me vino la idea a la cabeza. ¿Por qué no? No daba. ¿Pero cuál es el problema? Estoy grande. Dale... A todo esto seguía caminando, seguía pasando casas, puertas, timbres. ¿Y? Está mirando la señora. Ya no mira más. Bueno. Toqué timbre.

Me sentí bien. Toqué el timbre de la casa siguiente, y de la otra, y de la otra. Después me di cuenta que me había estado mirando un señor y no me sentí mal, me sentí todavía mejor. Seguí caminando y cantando bien fuerte. Y tocando timbres.

Es algo más que voy a agregar a mi lista ridícula. Si no entendían las cosas que ponía, no se preocupen, son todas tan o tal vez más insignificantes que ésta. Pero simplemente tuve ganas y lo hice. Mientras me negaba rotundamente porque no correspondía, pensaba en que si tuviera una lista de "las cosas que quise hacer y por limitaciones estúpidas no hice", tendría que agregar esa no-tocada-de-timbre.

Entonces pensé que no quería tener que hacer una lista nueva, y tampoco quería agregar algo a la lista que tengo en el cerebro de cosas que me morí de ganas y sin embargo no hice. Esa lista que siempre repaso cuando quiero angustiarme porque me quedo en el molde.

Hoy bailé. Con una cosa así de estúpida, así de tonta, en un día nublado y frío. Y me compré un libro también. Y me dieron un 6,5 en una prueba de historia del cual no estoy orgullosa para nada porque había estudiado un montón. Y no entendí nada de biología, pero dormí una siesta bárbara. Además Pampa me llenó de besos pero también me fastidió porque no paró de morderme la media, el pie, y comerse diarios.

Escuché mucha música y escribí frases que me identifican y gustan en el cuaderno que ahora le destino a eso. Me compré dos pañuelos muy lindos pero para eso tuve que caminar y morirme de frío. En fin. Supongo que así es como se va dando ésto del otoño. Por eso lo odio, por esa mediocridad, ni tan bueno, ni tan malo; ni frío extremo, ni calor; ni lluvia, ni sol.

Sin embargo esto de los impulsos me sienta verdaderamente bien. Le da un toque de calor, de luz, de sonrisas. Soy una buena combatiente. No voy a hacer como Urquiza que iba ganando en la batalla de Pavón y se retiró. Y, además, aunque estuviera perdiendo, seguiría luchando con uñas y dientes.

Porque las sonrisas, que son el medio para combatir, también son el fin.

11.4.10

Pampa

Acababa de discutir con papá y mamá por algún motivo sin demasiada importancia, estaba muy de mal humor. Iba a salir a la noche y tenía pocas ganas, estaba hablando por celular con Nacho. Daba vueltas por la casa, por el living, por el pasillo, por la cocina, otra vez por el pasillo y de vuelta al living. Estando ahí veo que alguien queda del otro lado de la puerta, pero no toca timbre. Me acuerdo de el presentimiento que había tenido unas horas antes de "hoy llega", aunque papá y mamá me lo negaron. Algo se movía entre las manos del señor/señora, no llegaba a distinguir. Entonces me volví a la cocina.

Mamá y papá se fueron los dos al living. Me quedé en la cocina. "Creo que llegó, Cami", le dije a mi hermana. "¿Qué?". Nos asomamos desde la ventana de la cocina. Y ahí estaba. Un señor, una señora, mamá, papá, y quien ahora descansa atrás mío tan dulcemente. Pampa.

Cami se quedó en su cuarto y a mí se me empezaron a caer las lágrimas (no entendía por qué). De repente, justo la canción que escuchaba decía "unos mueren, otros nacen, y este corazón renace". Brandy. Lloré más. Pensé que alguna vez hace muchos años, así estaba llegando Brandy a mi familia. Y yo todavía no existía. Y ahí estaba Pampa, por llenar un vacío en una familia, pero nunca, nunca reemplazar.

Mamá y papá hablaban en el living con los dueños y Pampa, que todavía no era Pampa, daba vueltas por ahí. Mamá vino a la cocina y me preguntó por qué lloraba. Noté en su cara esa expresión de felicidad que pone cuando hace algo que nos satisface a nosotras. Esa cara de felicidad ella porque yo voy a estar feliz. Me llena.


Cami me preguntó "¿por Brandy?". Le dije que sí y me dijo que ella también se había angustiado. Al rato mamá trajo a Pampa por el pasillo y su ternura, simpatía, juventud, sus cuarenta pícaros días me llevaron a dejar de llorar y acordarme de que éste momento lo estaba esperando hace tiempo.

Hoy estuvo medio insoportable, no deja de morder todo, diarios, los escalones de madera, mi pie, mi pantufla, las manos... Pero no puedo dejar de hacerle mimitos, darle besos y jugar con ella. Me desperté con su llanto, todavía le da miedo estar sola, y me quedé con ella dos horas seguidas. Jugamos, nos peleamos, charlamos (si hay gente que le habla a las plantas, ¿por qué yo no puedo hablarle a Pampa?), se durmió, se despertó, tomó mucha agua, me comió la pantufla y traté de retarla aunque me salió pésimo.

Es color chocolate, color café, color tierra. Sus ojos todavía no podemos darnos cuenta. A simple vista parecen marrones, pero puedo jurar que son verdosos. Verla dormir y sentir cómo respira me relaja. La contradicción entre la imágen de cafeína que puede darme su color y la paz que da verla dormir es casi shockeante. No puedo dejar de mirarla. Realmente me está haciendo bien esto de tener a alguien como Pampa. Pampi.
(No hace falta aclarar que, Brandy, seguís a h í, como dije aquel día, te fuiste pero no fuiste. Sos y serás, en mí por lo menos, para siempre)

6.4.10

Relato de invierno (la otra cara)

Bañarme a eso de las siete, cuando ya está oscuro y frío, aunque ya me haya bañado a la mañana, sólo para disfrutar de ese fresquito difícil de explicar, después del agua caliente; el viento frío ambiente. Ponerme mi pijama celeste bien abrigado del perro verde que siempre pensé que era una rana, las pantuflas y sentarme en la mesa de la cocina a esperar la comida caliente.

Un domingo sin nada que hacer, nublado pero sin lluvia, suficientemente frío como para tener ganas de quedarse en la cama hasta muy tarde y, recién al momento de levantarse, no sacarse el pijama celeste bien abrigado del perro verde que siempre pensé que era una rana, si no recién hasta bañarse y disfrutar lo nombrado anteriormente.

Viajar en el auto de papá, saber que afuera llueve y hace mucho frío. Ver las gotas caer por las ventanas, escuchar la lluvia en su inmensidad pero estar protegido, abrigado, adentro de una remera, de un buzo, de otro buzo, de una campera, de un auto.

Llegar al calor de tu casa (por un lado la parte climática y por otro, la sensación de estar en casa) después del frío exterior, ir sacándose las ropas cual capas de cebolla, cerrar la puerta y dejar de sentir el duro invierno; o sentirlo de otra manera. Observar desde la ventana, desde la mirilla de la puerta, desde el noticiero o simplemente imaginarlo.

Un guiso recién hecho, un abrazo que abrigue, una frazada bien gruesa, noches casi eternas, camperas bien abrigadas, besos reconfortantes, cachetes rosados, pieles blancas y frías, labios rojos.

Definitivamente no era tan malo. Inclusive ya espero a todo esto que se viene con los brazos abiertos. A ponerse una campera y sonreirle a las bajas temperaturas, entonces.

4.4.10

Relato de invierno

"Voy caminando por las calles con el pelo suelto, sonriente, simulando tener todo resuelto. Debajo de mi sobretodo gris se esconde la lombriz de las ganas de que me salgan canas a tu lado y ser feliz"

Hace frío, está nublado. Afuera y adentro mío pasa igual. Puede ser casualidad o tal vez el clima se cuela por los poros de mi piel. En ese caso deseo profundamente que esté soleado y caluroso y una linda sensación me invada el alma. Es de esos días en los que estoy en pesimista, en los que siento que nada puede cambiarme el humor, por más que está mi familia materna en casa celebrando pascuas y de verdad que me divierto mucho y me río tal vez, demasiado.

Porque a pesar de eso estoy acá encerrada en mi cuarto con dolor de cuello, con ganas de irme a dormir y despertarme cuando el clima mejore, o ni siquiera, levantarme directamente el 21 de septiembre porque ahora se vienen unos malditos meses en los que todo parece mucho más oscuro y deprimente que de costumbre.

El invierno me pega mal. Todavía no es invierno, ya lo sé. Pero el otoño anticipa el invierno, el otoño te hace notar de que todo eso que se venía dando se terminó y te prepara para épocas frías (en mi caso no sólo voy a tener frío cuando esté caminando por la calle desabrigada como de costumbre, si no también aunque esté al lado de una estufa caliente, porque como dije, me enfrío por dentro también), vacías, nubladas. El otoño se hace notar. Aunque preferiría no.

Me gustaría poder caminar por la calle sin escuchar un maldito crunch de las hojas secas rompiéndose, me encantaría que los árboles sigan caracterizándose por su verde tan vivo y no por un marron que casi nada expresa. Desearía que los días vuelvan a ser largos y poder tomar la leche y a la vez broncearme, en vez de merendar necesitando usar luz artificial.

Últimamente es más simpático y original decir que amás el invierno. Te convertís en una persona diferente e interesante, la gente se muere por preguntarte por qué no preferís el verano y todos quieren escucharte. Yo soy una más, yo necesito calor, luz, vacaciones, intensidad, colores, días casi eternos. Eso me hace feliz, eso me llena.

Y bueno. Me preparo para bajas temperaturas. El problema es que el frío externo se soluciona con una estufa o un buen buzo. Cómo se me congela la esencia (porque ni siquiera son las venas, es la esencia, algo tan poco tangible) es algo imposible de frenar. Fin.