Ahora es cuando mis borradores se triplican, se aplastan, se amontonan. Cualquier hoja cercana a mí, un rato después está escrita y tachoneada una y mil veces. Garabatos indescifrables que un rato antes supieron ser intentos de balances. Balances de esos de los que la gente siempre hace a ésta altura. Que a veces los escribe, otras simplemente los piensa, y algunos capaz que los comentan en una conversación de esas profundas, con amigos, a las 4 de la mañana, fumándose un cigarrillo en el jardín de su casa, cortando pedazos de pasto, mirando el pedacito de luna que se asoma entre la oscuridad de la noche.
Sencillamente tengo que decir que me resulta imposible. Puedo elegir qué postura tomar. Las mismas cosas podría decirtelas como buenas o como malas, como más o como menos. Simplemente contadas desde perspectivas diferentes, con otros ojos, visto un día soleado o uno con temperatura bajo cero. Por eso es que no puedo con los balances. Soy ambigua. Pretendo ser optimista, y hay momentos en los que soy la más del mundo. Pero a veces me doy cuenta que me estoy mintiendo. Y caigo en el pesimismo y todo es lo peor. Lo que da como resultado todo un año de mismos hechos visto de dos formas totalmente diferentes. Indescifrable. Capaz a vos que lees ésto un día te cruce en un bar por Plaza Serrano a las 5 de la mañana, después de que tuve una muy mala noche en la que me sentí asquerosamente usada, charlamos de la vida, y lloramos juntos. Llorás porque te va a dar lástima mi relato y mis penosos sentimientos. También puede pasar que nos crucemos por Plaza Irlanda porque tenemos un amigo en común y yo acabe de venir de una juntada con mis amigos regia, que tenga planes gloriosos para esa noche y que esté yendo a la casa de mis primas que tanto extrañaba. Me vas a envidiar, me vas a querer arrancar la vida de un sopetón.
Ah, eso sí. Jamás un punto medio. Que ni se me ocurra. O blanco o negro, o todo o nada, o bien o mal, o te amo o te odio, o vení o andate. No me vengas con grises, un poco, más o menos, te quiero, o ahí voy. Para cosas aburridas vayan a leer a alguien equilibrado.