porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

25.12.09

Gaviota

Ahora a VOLAR ALTO

Cuando me pongo a pensar un segundo, no soporto ésta ciudad y no entiendo cómo estuve trescientos cincuenta días acá. Pero en lo cotidiano, no me atormenta tanto, no estoy tan mal. Sin embargo, las decisiones familiares no me dejan elegir a mí si postergarlo o no. De todas maneras, es mejor. Nunca serví para tomar decisiones.

Así que estoy a pocas horas de soñar un poco. Aunque ya estoy soñando. Soy ilusa, soy de poner expectativas en las cosas, y aunque no sé por qué ésta vez no estoy tan contenta como siempre, voy a intentarlo. Sería traicionarme a mí misma no imaginar cómo todo se va dando perfectamente cuando ya esté en aquel-paradisíaco-lugar. No sería fiel conmigo misma si después no cayera y sufriera cuando me haya dado cuenta que pasaron días y días y no crecí tanto como planeaba crecer.

Planes. Esos planes que me arruinan la vida, esa necesidad que me atormenta cada segundo de pensar qué voy a hacer, cómo lo voy a hacer, qué actitud voy a tomar, de qué manera voy a tomarla, por qué, cuándo, para qué. Preguntas que un día en quinto grado me enseñaron que debían contestar todos los artículos periodísticos, y parece que me tomé tan a pecho ésto de que quiero ser periodista que lo implemento en mi vida diaria. Error.

Sin duda, planeando todo no voy a poder volar alto. Voy a volar bajito, como el pobre Juan Salvador Gaviota tenía que volar. Voy a ser una más limitada por su propia especie. Voy a caer en eso que algún día me prometí no caer.

(Es que el concepto de volar alto consiste en básicamente dejar todo ser, sin pensar las consecuencias ni el por qué de cada actuación. "Si surge por algo será". Allá voy, amigos, a intentar todo éso que debería surgir naturalmente. A intentar algo que ya sus propias reglas implican no intentar nada que no surja sólo. O sea, es un maldito circulo vicioso sin salida. Gracias)

23.12.09

BRANDY

Eras mi cable al cielo. Me transmitías todo eso que en el mundo falta. Paz, pureza, sencillez. Me completabas. Pero te fuiste. Te fuiste pero no fuiste. Sos y vas a seguir siendo LUZ.

20.12.09

Na(ti)vidad

Es que sí, yo vivo la navidad de otra manera. Va más allá de los regalitos y de los fuegos artificiales. O tal vez no tanto.

Es como sí cada 24 de diciembre a la noche me generara una regresión a mi infancia. Éstos días estuve charlando con muchas personas sobre ésto, la gran mayoría considerando que la navidad es un trámite. Ver a los tíos que te dan noventa y ocho besos, hablaban la ridícula cuenta regresiva antes de las doce, de lo comercial que es la festividad, y otras verdades más. Porque, no las niego en absoluto. Pero, por lo menos para mí, la navidad va más allá de eso.
Sí, da fiaca lo saludos de las tías, da fastidio la sensación de que todo es comercial, y da un poco de verguenza propia y ajena el estar todos gritando como unos locos "10, 9, 8.."; pero todo tiene su sentido.

Estamos en un momento en cuanto a la sociedad en el que el noventa y cinco porciento de los hechos son para llorar, un momento en el que mirar el noticiero es una tortura, en el que no sólo estamos permanentemente sufriendo desgracias ajenas si no que la vida de todos (más que nada adultos) está constantemente llena de trabas, fastidio, stress. Poco goce, poca sensación de felicidad, o para los que no creemos en la felicidad completa; sensación inexistente de la felicidad como utopía.

Por eso adoro las navidades. Respeto la religión pero para mí la alegría pasa por otro lado. Es una buena excusa para encontrarse todos, para sonreirse, para contar buenas anécdotas, para contar chistes, para comer la riquísima comida de la abuela, para abrir los regalos apenas pasa un segundo de las doce; y, por qué no, para valorar esos besos babosos y esos gritos desaforados que ansían con ganas el anuncio del cero.

(en pocas palabras, la navidad me llena porque soy feliz viendo feliz)

2.12.09

Cuenta regreutópica

Me pasé el año contando los días que faltaban para que terminen las clases. Lo único que quería era sentirme totalmente libre, olvidarme del colegio, poder estar en mi casa tranquila, durmiendo, mirando televisión, jugando a neopets. Cuando la cuenta regresiva dio 0, me di cuenta que no sé si era eso lo que yo estaba buscando. Me agarró una tristeza interna que me costaba no exteriorizar. Todos estábamos mojándonos y tirándos témpera, y a decir verdad, en ese momento fui una más eufórica y feliz. Pero cuando los potes se acabaron, y ya estabamos tan mojados que seguir con las bombitas de agua perdía sentido, también perdió sentido la maldita cuenta regresiva.

Mis días en el colegio son un arcoiris. Llenos de colores, momentos de risa y momentos de bronca en los que golpearía a más de un profesor. Ahora, es todo más bien llano. Sí, yo me quejaba de la llanura del invierno, y a decir verdad es una horrible meseta. Pero no puedo evitar quedarme con estos últimos días de colegio que fueron fantásticos, que me quedaría todo diciembre yendo al colegio si siguiera siendo así.

La verdad que estoy podrida de a todo encontrarle la quinta pata, de que todo sea negativo, de siempre estar esperando lo que viene. De que nada me conforme, de ser o totalmente mediocre y conformista en algunos aspectos, y de, en otros, pretender siempre lo que no tengo. Porque buscar y conseguir las cosas, pero cuando ese instante llega, no valorarlo, y estar esperando algo que está por venir, es más mediocre que quien nunca busca. Quien es un verdadero triunfador es quien busca y NO encuentra. Quien se pone metas lejanas para simplemente disfrutar del camino. Quien no cuenta los días para ver cuánto falta, si no que los vive como si fuera el último. Es fácil para el que encuentra. El que encuentra vive incentivado porque sabe que va a encontrar las cosas, pero por eso mismo es que no las disfruta. Siempre está el deseo de lo que va a venir, nunca nada de lo que viene le satisface. Y el deseo tampoco es un goce. En cambio, el desafío está en buscar y entender que esa búsqueda es lo que verdaderamente hay que vivir. Gozar de eso, reírse de eso, llorar con eso. No es mediocre quien no encuentra, es mediocre quien no busca. Quien busca eternamente y no encuentra es un afortunado a quien envidio, y públicamente le pido la receta para emprender el camino hacia la utopía que le va a dar a mi vida el sentido que le falta.